El artículo consta de dos partes, la primera habla de los peligros del mar en general y la segunda se centra en el mar cantábrico, bravo donde los haya.
Primera parte (generalidades).
Este articulo está dedicado a todos aquellos que han compartido sus experiencias conmigo, a los que empiezan, a los que ya “saben”, y en especial a Gomolas, querido compañero del foro que nos lo arrebató el mar..
Empezaré con una experiencia sucedida antes de tan siquiera haber atado una Rapala del 11 a mi monofilamento. Un fin de semana de invierno, como vivo a escasos metros de la playa, me pillé las cañas de fondo, el PC portátil, una silla y me senté con animo de adelantar trabajos pendientes cerca de las cañas de a unos 5 metros del mar. La playa es de grava y el mar estaba tranquilo. Mientras intentaba posicionarme para que el sol me dejara trabajar, pasó algo que he solo he visto un par de veces: una ola aislada me cayo encima dejándome a mi y a mi portátil chorreando de arriba a abajo. Las consecuencias de esos extraños comportamientos del mar suelen ser esas, pero si a lo inesperado se le suma algo mas, las consecuencias pueden no quedarse en un simple remojón.
Al mar NUNCA debemos darle la espalda y antes de elegir un puesto en el pedrero debemos observar un rato las series de olas para poder decidir si es prudente llegar hasta esa piedra que nos está llamando. Por supuesto deberemos saber perfectamente qué horarios tienen las mareas antes de ir a pescar y tener siempre en cuenta que en pocos minutos podemos quedarnos aislados.
En muchas ocasiones algunos de nosotros pescamos desde altura en condiciones de mala mar, no es menos cierto que casi siempre lo hacemos con precaución. La precaución se nos supone y está fuera de lugar aconsejarla específicamente para esta modalidad, pero la precaución se ha de modular, es decir, quizá esa precaución sea suficiente para lanzar, pero ¿qué pasa si nos pega el gran llobarraco?… nuestro pulso se acelera, la adrenalina se dispara y empieza el festival de imprudencias, hemos de bajar con la caña en la mano hasta un lugar quizá demasiado cerca del mar y la ola maldita siempre acecha. ¡¡¡No dejemos que un pez nos ponga en peligro!!!
El uso del vadeador, merece un artículo aparte, algo tan útil conlleva unos cuantos peligros que mejor será enumerar. El primero que se me viene a la cabeza es el tan foreado peligro de la flotabilidad, y aunque no dificulte la misma, son evidentes las serias dificultades para salir del agua con el vadeador lleno de agua. En segundo lugar quiero hacer notar la casi necesidad que tenemos muchos de nosotros de meternos en el agua, aunque sea mínimamente, existe una imperiosa necesidad de adentrarte unos metros dentro del agua, ya que de ese modo o ganamos unos pocos metros de lance, o ahorramos tiempo para cruzar de una barra a otra. En tercer y último lugar quiero poner el siguiente ejemplo, ¿que me puede pasar, cuando me adentro en una playa de poca profundidad con el vadeador si me desmayo?, ¿llevamos salvavidas en esas condiciones? Un chaleco de piragua (deja mucha libertad a los brazos) seria una condición casi tan indispensable como el móvil. Cuando nos pongamos Vader no olvidemos pensar en llevar chaleco salvavidas.
¡El móvil!, nunca sin el, ya llevo unos 139 móviles mojados, y ninguno de ellos se ha recuperado de un remojón, lamentablemente los operadores no regalan teléfonos sumergibles. El móvil siempre encima. Una rotura de tobillo por una caída entre las piedras de un espigón al anochecer en invierno sin móvil puede ser grave. Si no hay cobertura y estamos solos, nada de pedreros, ni de bajadas difíciles, ni escolleras, mejor playitas, urban fishing… lugares fáciles. Si queremos proteger el móvil de los golpes y el agua lo más recomendable es llevar un caja (no bolsa) específica como las que fabrica la marca Peli. Son cajas eternas y estancas sobre las que nos podemos poner de pié.
Para terminar esta pequeña colaboración he pensado en otro enorme peligro, que en mi caso es acuciante, la pesca solitaria. La compañía no resuelve todo pero aumenta nuestra seguridad en casi todos los casos anteriores. Puede suponer salvar la vida ante un percance. Aparte de la evidente seguridad, el recuerdo de compartir con amigos una mañana de pesca respetando el medio del que disfrutamos, es algo que nada, ni nadie podrá quitarme nunca.
¡¡¡Compartir con amigos la pesca aumenta nuestra seguridad!!!
Artículo original escrito por Caduf y ampliado por Rapalero.
Segunda parte (para escenarios cantábricos)
La primera medida de seguridad pescando desde las rocas en la línea de marea es ser conscientes de que la mar puede matar por lo que debemos respetarla desde la prudencia que nos da el pensar que somos seres vivos ajenos a ese medio. La montaña puede matar al que no se toma en serio sus riesgos e intenta subir a una cumbre en chancletas y bañador. Lo mismo puede hacer la mar con los que se creen superiores a ella o minusvaloran sus efectos.
La rasa mareal y las rocas son un medio hostil para el hombre, sobre todo en invierno, por lo que deberemos tener en cuenta tanto la temperatura y la humedad como la posibilidad de resbalones muy graves en las rocas por el verdín. Es recomendable llevar ropa interior térmica, un vadeador, una chaqueta impermeable y unas botas con fieltro y clavos.
Cuando lleguemos a la zona de pesca elegida, deberemos observar durante un tiempo prudente como pegan las olas en la zona, cual es su orientación, que lado esta más expuesto, dónde rompen las olas, dónde pegan, dónde barren…
Si ves que ese dia la mar esta algo movida deberás tomar precauciones. Cuando elijas una roca desde la que lanzar piensa por donde vas a huir en caso de ser necesario. Piensa los pasos que darás porque luego, con los nervios, sera difícil hacerlo bien.
Las olas no pegan igual en la misma roca durante toda la marea. En pleamar puede que la ola llegue muy mansa por la profundidad pero de media marea hacia abajo la profundidad sera mucho menor y eso puede generar olas que barran esa zona que tres horas antes no presentaba ningún riesgo.
Nunca te coloques en una zona donde barran las olas, mojarse no conlleva riesgo pero caerse al agua entre olas si y, aparte de que es casi imposible nadar con el vadeador, la chaqueta y las botas, el riesgo de hipotermia siempre existe. Hay determinadas zonas como rías o espigones donde es posible que las olas no lleguen rotas y con espuma por lo que serán zonas mas peligrosas en las que tendremos que tener cuidado con masas de agua que nos lleguen sin previo aviso.
Es muy importante tener siempre a la vista el lugar por donde nos llegan las olas, asi tendremos tiempo de reaccionar ante un imprevisto. Nunca le des la espalda a la mar.
Todos en un momento dado podemos bajar la guardia y arriesgarnos por sacar esa gran lubina que, pensamos, sera la de nuestra vida pero debemos pensar que, mientras tengamos vida siempre puede haber grandes lubinas esperándonos. Si no debemos arriesgarnos por una lubina menos por un señuelo enganchado en una roca.
Antes de ir de pesca consulta siempre los partes meteorológicos y las tablas de mareas. Debes saber en todo momento a que hora sera la bajamar y a que hora vives para evitar quedarte atrapado en alguna esquina al subir la marea.
Si se prevé un clima y la mar adversa no te empeñes en ir de pesca porque te arriesgaras sin necesidad. El año tiene muchos dias buenos para pescar asi que usa los dias malos para otras actividades como la fotografía.
Colaboración de Juanra.